Esta semana estuve con mi amigo valenciano en un restaurante de los buenos.
De esos que como no reserves no comes.
Aun así, gracias a que él es un cliente habitual, y hubo una cancelación de último momento, conseguimos mesa in extremis.
Buena comida, un magnífico vino, conversación y llegando a los postres el chef vino a sentarse con nosotros.
Entre platos
Aprovechando la ocasión, me interesé por la selección de vinos y porque no tenían una marca de un cliente mío en su carta, (siempre abriendo posibilidades) pero lo importante no era eso.
La pregunta importante eran las dos que les hice al propietario después de constatar su éxito.
Ya tienen prestigio, su negocio funciona, la gente disfruta con su cocina, su equipo es magnífico, buen nombre, comensales fieles, reservas a full…
Preguntas
1.-¿Y ahora qué te gustaría conseguir?
2.-¿Y qué te lo impide?
A la primera pregunta contesto rápido:
“Quiero tener más tiempo y me gustaría trabajar solo los fines de semana”.
A la segunda, tuve que insistirle con más preguntas.
Le pregunté por la ocupación los fines de semana, la respuesta: a tope.
¿Entonces?, ¿El problema es la facturación? …
La respuesta a esta tercera pregunta:
“Estoy pensando en menú degustación entre semana a un precio de X euros y …
Le corté rápidamente y le dije:
¡Stop!
No continúes, párate, quédate congelado (como cuando paras una serie en Netflix).
Sin mirarle y como si él no estuviera allí, le dije a mi amigo:
¿Has oído lo que acaba de decir?
Dice que quiere tiempo y trabajar solo los fines de semana y está pensando en hacer más cosas entre semana”.
Me volví a dirigir a él y le dije:
Ya puedes continuar…
Mi amigo y yo lo observamos mientras se quedaba un momento congelado, pensando en su discurso interno.
Moraleja
¿Cuantas cosas haces y piensas que no te están llevando hacia dónde tú quieres llegar?
Sin duda a veces una conversación con un amigo o un buen consultor (ejem! 😉 sobre lo que hacemos puede ayudarnos darnos cuenta del sentido y dirección que estamos tomando.
Eso puede ayudarte a ahorrarte mucho tiempo y dinero para toda tu vida.
¿Para qué?
Para disfrutar de lo realmente importante, el tiempo, una comida agradable, buena conversación y no verte en el restaurante que no querías en el que no encuentres el menú que te gustaría disfrutar.
Bon appetit!
RAFEL LLEVAT .com · Executive Thinker