¿Alguna vez has ido a un MacDonald’s
con un hambre voraz,
y ves una imagen increíble de una hamburguesa de tres pisos,
con esa deliciosa mayonesa que ya saboreas,
deslizándose entre las hojas de lechuga y …
luego te dan una hambuguesita comprimida, tamaño mini, que no se parece para nada a la foto?
¡Vaya, chasco!
Pero, ¿y si te dijera que podemos utilizar esto a nuestro favor?
Pregunta mucho
Te cuento una historia que me ocurrió en Amsterdam.
Tuve la suerte de estar invitado un fin de semana en la casa de Mandy, una fotógrafa que trabajaba para marcas como Vogue y clientes muy VIP.
En uno de los momentos visitando su magnífico estudio le pregunté, cuál consideraba que era el secreto de su éxito, cómo lo había hecho para llegar dónde estaba.
Ella después de pensar por unos momentos me respondió:
Preguntar, preguntar y volver a preguntar.
(La verdad, yo no lo acabé de entender en ese momento).
Su sistema consistía en preguntar una y otra vez a sus clientes qué esperaban de su trabajo, de diferentes formas.
De esa manera, se ajustaba muy mucho a esas expectativas, y eso proporcionaba una gran satisfacción en cada uno de sus encargos.
En realidad lo que estaba gestionando era la expectativa del cliente.
La Expectativa
¿Qué pasaría si, en lugar de mostrarnos por encima de nuestras posibilidades, definimos las expectativas del cliente en un nivel inferior al que podemos dar y luego las superamos con creces?
Sin duda, el impacto sería mucho mayor.
Imagina que en lugar de publicar una foto retocada en Tinder, (Sííí, ya que tú no usas de eso)
simplemente, compartes una foto normalita y,
cuando finalmente te conocen en persona,
resulta que eres mucho mejor de lo que imaginaban.
Una mejor impresión
La impresión que se llevarán de ti será mucho mayor que la que originalmente tenían en mente, y tu impacto será aún mayor de lo que esperas.
No mostrar todo nuestro potencial, ni fardar de ciertas cosas, puede permitirnos sorprender gratamente a los demás.
Y en el mundo digital, esta estrategia puede funcionar aún mejor.
Obviamente, hay que saber cuándo y cómo usar este recurso en tu negocio o en tu marca personal, pero eso daría para una charla con más calma.
Si tienes alguna experiencia o anécdota relacionada con la gestión de expectativas, no dudes en compartirla conmigo, me encantaría saber tu opinión al respecto.
RAFEL LLEVAT .com · Executive Thinker